Sin duda el teniente coronel Jack Preston está considerado una leyenda viva dentro de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos como uno de sus mejores ases del aire. Participó como piloto de caza bombardero en operaciones de combate en los Balcanes, Irak y Afganistán. Miembro también de las fuerzas especiales, ha desarrollado una de las carreras militares más exitosas que se recuerdan.

Desde 2009 dirige las pruebas de los prototipos secretos del llamado proyecto Fénix junto a su segundo al mando y mejor amigo, el capitán Derek Chapman. Ambos comparten años de amistad y operaciones de combate. Se rumorea que se hicieron inseparables tras sobrevivir durante varios días, contra todo pronóstico, en las inhóspitas montañas de Tora Bora en Afganistán, tras ser derribado su avión por combatientes Talibanes.
 

Jack Preston es un hombre con una gran determinación que no se rinde ante nada. Su férrea voluntad lo han hecho valedor de la confianza del mismísimo Robert P. Giles, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, quien lo puso al mando del proyecto Fénix. Desde entonces se rumorea que ha reclutado a las mejores promesas de la Academia de las Fuerzas Aéreas para poner a prueba el misterioso Fénix.

Su carrera profesional y su pasión por volar han sido un hándicap para su vida personal, que ha provocado daños colaterales muy dolorosos. Recientemente, Jack ha tenido que ver como su mujer se separaba de él, alejándolo de su hija Samantha, Samy. A pesar de que ha pensado en dejar las Fuerzas Aéreas en más de una ocasión, siempre ha terminado desestimándolo ya que sería como morir por dentro. Además, su actual dedicación al proyecto Fénix es prioritaria. Espera que tras finalizar las pruebas pueda volver a dedicar tiempo a su familia y recuperar la confianza de su esposa. Jack no es de los que se rinden, no va a tirar la toalla.