Retomamos la sub-serie de ‘Creando una saga’ con una nueva entrega con la que espero compartir con vosotros más claves y detalles del proceso de elaboración y creación del universo y saga de ‘La marca de Odín. En este segundo capítulo voy a centrarme sobre los actores claves que vertebran toda la historia, los personajes.
Si en el artículo anterior os hablé de cómo surgió la idea, de la visión de una escena y de cómo eso me hizo empezar a investigar y darle a la cabeza sobre cómo darle forma. Pronto fue relevante para mí la historia tenía que ser conducida por sus personajes. Esto en una saga de estas características en la que, más que una historia centrada en un único personaje protagonista, nos encontramos ante una obra coral en la que hay personajes más importantes que otros, pero en la que todos tienen su relevancia y hay muchos protagonistas.
Aun así tenemos estos personajes principales, en el caso del primer libro podríamos centrarnos en Jack Preston y Luis. Cada uno de ellos tiene un papel de núcleo sobre el que giran alrededor suyo todos los demás. Si os fijáis es a partir de ellos que se presentan el resto de personajes y es con sus interacciones como se va dando forma a la historia.
¿Cuál es el principal reto a la hora de afrontar una historia coral de este tipo? Pues al haber tantos personajes es muy fácil perderse, yo mismo el primero. Es por ello que a la hora de darles forma antes de introducirlos en los borradores me centré a engrosarlos en esquemas y fichas de personajes. Aquí retomo de nuevo la necesidad de crear todo el universo primero, todos los personajes principales, secundarios, terciarios, otros que ni siquiera aparecen en la historia para tener un orden global. Un mapa con el que poder guiarme y nunca perderme.
Lo primero que hice fue realizar esquemas de personajes especializados según el personaje central. Por un lado Luis, por otro Jack Preston, por otro… (Bueno, esto todavía es pronto para comentarlo). Cuando hice estos esquemas todavía no tenía claro del todo si todos aparecerían en la historia del borrador final, pero para mi orden mental era necesario tener claro que existían.
Lo siguiente fue realizar fichas individuales de cada uno. En ellas anotaba una descripción física aproximada así como resumir quienes son y cuáles eran sus motivaciones. Así pude crear un fichero al que acceder en cualquier momento para aclarar mis propias dudas o cuando me perdía en la historia. Cuando uno crea tantos personajes creedme que es fácil desorientarse y poder llegar a confundir nombres o personajes. Tened en cuenta que solo para el inicio de la saga tenía contabilizados más de 150 personajes diferentes. Además, con el paso del tiempo, las ideas van evolucionando o, incluso cambiando, y eso por no hablar de los nombres de los personajes. Por ejemplo, Eva durante los primeros años se llamaba Mayte y Derek inicialmente se llamaba Frank. Sin un archivo de personajes al realizar cambios de nombres habría sido muy fácil que en el borrador final se colara algún nombre que no tenía que estar.
Evidentemente, era muy consciente de que los lectores podrían llegar a perderse con tantos nombres y personajes. Es por ello que decidí incluir un glosario de personajes por orden de aparición al final del libro. A parte, los personajes principales y secundarios relevantes cuentan/contarán con sus propias descripciones ampliadas y relatos extendidos en la Odinpedia para complementar la información que aparece en los libros. De esta forma me aseguro de que nadie pierda detalle alguno, así como enriquecer aún más la experiencia literaria.
Por otro lado, a la hora de dar vida a un personaje son muchos los detalles en los que me fijo. Desde mis propias experiencias, las de gente que conozco, a personalidades relevantes que me han influenciado o llamado la atención, etc. Muchos de los personajes de la saga son auténticos legos creados a partir de todas estas influencias. Incluso algunos son en parte homenajes a personas que he conocido o personajes que me marcaron. Mientras que en el primer libro no me es posible profundizar lo que me hubiese gustado con muchos de ellos, descubriréis que en el segundo libro, una parte importante del mismo nos conducirá a conocerlos de una forma que no esperáis.
Por último, he de admitir que en lo referente al tratamiento de los personajes he tenido una gran influencia en George R.R. Martin. Tanto como por sus novelas de Canción de Hielo y Fuego como con la de ‘Muerte de la luz’, posiblemente su primer libro en el que ya dejó vislumbrar su peculiar estilo. En este sentido he de decir que coincido con su forma de entender que los personajes, sin excepción, deben ser los que enriquezcan la trama, tanto al vivir, como al morir.
Ninguna historia épica podría definirse como tal si sus personajes no corrieran un riesgo real y el autor no fuera consecuente con ello. Ojo, con esto no quiero decir que haya que matar por que sí a un personaje. Pero sí que la muerte de un personaje puede dar un punto muy profundo a la trama siempre que esta muerte tenga un sentido y no sea gratuita. Aunque a veces, para encontrarle el sentido, se obligue al lector a profundizar y analizar con más detalles los hechos. Al fin y al cabo, los hechos que se narran en la saga de ‘La marca de Odín’ están repletos de dramatismo, acción y, especialmente, como veréis según avancéis con su lectura, de lucha épica desesperada por asegurar la supervivencia de la humanidad. Y como es evidente, todos y cada uno de los personajes de la saga serán un vivo reflejo de ello.