Si algo había tenido claro desde siempre Lara Sánchez es que quería ser la mejor en lo que hiciera y que nada la apartaría de su ambición personal. Criada en una familia de clase media, era la menor de cinco hermanos y la única mujer. Desde pequeña habían querido inculcarle valores muy tradicionales para que llegara a ser la ama de casa y esposa perfecta.

Pero ese no era el futuro que ella soñaba. En una sociedad en la que la mujer empezaba a destacar y a tomar posición en el mundo laboral poco a poco, tenía claro que quería llegar a lo más alto y derrumbar toda barrera que le pusieran enfrente.

Estudiosa y de mente analítica, pronto destacó por su gran capacidad de relacionarse con los demás y conseguir conectar con la gente. Su oratoria era impactante y lograba captar la atención de todos los que la escuchaban. Es por ello que se decidió por las Ciencias Políticas y se unió a uno de los principales partidos políticos de España. Durante varios años progresó dentro del partido con la obsesión de ascender y ser la mejor.

Evidentemente, esa ambición le pasó factura. Ejemplo de ello fue su incapacidad de mantener relaciones sentimentales, pues vivía absorbida por el trabajo y al final sus parejas terminaban rompiendo con ella, hartos de no poder competir con su carrera profesional. Siendo el caso más doloroso para ella su divorcio con el que creía que iba a ser la persona de su vida, un compañero del partido.

Cuando sucedió la debacle política de 2008 Lara Sánchez hizo autocrítica. Durante años había sido parte de un sistema que no funcionaba y eso le produjo una gran decepción. Su desencanto se materializó con la decisión de abandonar la carrera política y pasar a las empresas privadas.

Durante tres años estuvo en una gran multinacional como responsable de relaciones públicas. Fue una etapa frenética en la que vivía en los aviones y pegada a su blackberry. En 2011 tuvo la oportunidad de optar al puesto de relaciones públicas del novedoso Centro Aeroespacial Europeo de Sevilla. Ese trabajo le permitiría afincarse de nuevo en España, en una ciudad que le encantaba y quien sabe, quizás por fin podría rehacer su vida personal y formar una familia con alguien.

ACTUALMENTE

Ser la relaciones públicas del que posiblemente sea el centro de desarrollo e innovación más importante del mundo es algo que llena de satisfacción a Lara Sánchez. Desde la inauguración del CAE, como se conoce al Centro Aeroespacial Europeo, ha sido la cara y el contacto para los medios de comunicación, instituciones y de numerosos organizaciones, tanto públicas como privadas, relacionadas con el desarrollo aeroespacial.

Sabe que tiene una gran responsabilidad entre sus manos y que según pase el tiempo y el CAE vaya completando sus diferentes fases de desarrollo, especialmente con su principal proyecto, el Hermes, más ojos se posarán sobre ella. Pero no teme a la presión ni a los retos. Al contrario, siente una gran determinación y alegría por tener la oportunidad de seguir, como siempre ha hecho desde que era pequeña, a demostrar que es la mejor en lo que hace.