A finales de los 90 tanto la NASA como la USAF habían iniciado diferentes investigaciones sobre diseños conceptuales de prototipos para estudiar la viabilidad de un avión sin cola y con capacidad de empuje vectorial. De ahí surgieron prototipos como el X-44 Mantha o el X-36 de la NASA y aviones de combate plenamente operativos como el F-22 Raptor o el F-35 Lightning.
A principios del 2000 los estudios fueron cancelados y parecía que no se iban a retomar. Fue Robert P. Giles, actual Jefe del Estado Mayor de la USAF quien inició un movimiento de presión para ir más allá. Encontrar un sistema que permitiera no solo asegurar la defensa de Estados Unidos y sus aliados en los cielos, sino también desde el espacio. Durante cinco años estuvo reuniendo apoyos y contactos con los que dar forma a su gran idea. Desarrollar para la USAF un primer prototipo de caza modular de superioridad orbital. Así nació el que pasaría a llamarse como Proyecto Fénix.
Tras recabar todos los apoyos necesarios presentó su propuesta ante el congreso de los Estados Unidos, consiguiendo una partida de más de mil millones de dólares para desarrollar el programa en menos de diez años. Para su desarrollo se buscó una formula civil-militar, combinando los recursos del Laboratorio de la USAF y una empresa privada. Tras un concurso que duró dos años, se escogió a Space-Combat Ventures como la encargada en desarrollar el primer prototipo del Fénix.
En 2007 se inicia oficialmente el desarrollo del proyecto Fénix con el objetivo de construir dos primeros prototipos con los que conseguir la aprobación final del Congreso de los Estados Unidos. Requisito imprescindible para poder pasar a una fase de producción a gran escala para dotar a la USAF de una flota completa de nuevos cazas. Su desarrollo se lleva bajo el más estricto de los secretos en las instalaciones de la base aérea de Groom Lake, en Nevada.
En 2009 se designa al teniente coronel Jack Preston de la USAF como responsable del equipo de pruebas del proyecto Fénix. Tras tres años de intenso trabajo y muchas pruebas de vuelo, el Fénix se acerca a su prueba de fuego, un test completo y real donde se pondrá a prueba toda su capacidad operativa de combate.
RUMORES
El proyecto Fénix es un secreto incluso dentro de la USAF y sólo oficiales del más alto rango están al tanto del mismo. Aun así, son varios los rumores que circulan sobre un nuevo prototipo que lo cambiará todo para la USAF. Se habla de un avión capaz de ir más allá de la atmósfera terrestre para derribar cualquier satélite o misil balístico enemigo. Y no solo eso, sino que luego fuera capaz de hacer una reentrada segura en la Tierra y atacar cualquier blanco en un visto y no visto. Otros incluso hablan de que puede cambiar de forma o de que está compuesto por diferentes módulos.
Hace unos pocos meses una corriente en el Congreso de los Estados Unidos se ha empezado a hacer fuerte en contra del gasto que supone el proyecto Fénix. Liderada por el congresista John Casper, se dice que ha asegurado a sus colegas de confianza que va a hacer todo lo que esté en su mano para cancelarlo.