Blackfire Security

Blackfire Security es quizás una de las empresas militares privadas más grandes del mundo. Aunque su designación sigue siendo un tanto confusa, pues algunos llaman a este tipo de compañías como de seguridad privada, otros como de contratistas militares, mientras los más detractores las tachan directamente de mercenarias. Habitando en un espacio que va entre lo legal y lo ilegal, este tipo de organizaciones han sido utilizadas por numerosas multinacionales y países.

La historia de Blackfire tiene su origen en un hombre, su fundador, Emeret King, norteamericano de antepasados británicos, exmilitar de carrera y a la cabeza de un importante conglomerado empresarial de la industria militar. Es a finales de los años 90 cuando toma la decisión de crear una filial de su principal empresa armamentística dirigida exclusivamente a la seguridad privada, tanto para VIPs como para otras empresas. Es tal su auge y su influencia, gracias a los contactos de su presidente y fundador, que pronto la compañía pasa de pequeños contratos a firmar su primer acuerdo de colaboración con el gobierno de Estados Unidos para dar apoyo en la invasión de Afganistán primero y, más adelante, en la segunda Guerra del Golfo.

En el año 2005 Blackfire ya cuenta con un extenso campo de entrenamiento de soldados en Massachusets, así como delegaciones en los cinco continentes. En los años siguientes su expansión sigue imparable nutriéndose de soldados profesionales, tanto regulares como de unidades de elite, de diferentes nacionalidades. Todos ellos atraídos por unas mejores condiciones de trabajo y unos salarios astronómicos. En 2008 la revista Forbes publicó un artículo en que el que estimaba que los ingresos de Blackfire superaban el billón de dólares al año. Principalmente gracias a su labor en Irak y Afganistán, donde algunos analistas apuntaban que podía llegar a tener a más de 40.000 efectivos desplegados. La mayoría de ellos tropas locales contratadas, pero el resto, cerca de 10.000, todos soldados privados de Blackfire traídos de fuera.

Para 2011 Blackfire ya no solo cuenta con otros dos centros de entrenamiento adicionales, uno en África y el otro en Asia, sino que había ampliado sus capacidades logísticas con la adquisición de todo tipo de vehículos militares. Así, los comandos de Blackfire cuentan no solo con vehículos ligeros, sino también con blindados y con una creciente flotilla de helicópteros de transporte y de ataque. En este sentido Blackfire se nutre de proveedores tanto norteamericanos como rusos y chinos. Por lo que en sus despliegues no es difícil ver un convoy formado por jeeps Humvees, tanques T-90 rusos y sobrevolados por los novedosos helicópteros de ataque chinos Z-10.

EN LA ACTUALIDAD

Blackfire se ha convertido sin lugar a dudas en todo un monstruo armamentístico, con gran capacidad de acción y reacción en todo el globo terráqueo. Recientes rumores apuntan a que incluso podría contar con su propio buque de proyección estratégica desde el que desplegar cazas de combate o helicópteros en cualquier lugar del mundo en cuestión de pocos días. Pero ni la compañía lo ha confirmado ni nadie ha sido capaz de demostrarlo, salvo una foto en un astillero naval mostrando la construcción de uno del que la empresa responsable de su construcción no ha querido desvelar quien es el cliente final.

Sin embargo, la labor de Blackfire podría no ser tan gloriosa y eficiente como se encargan de recordar constantemente los gobiernos que han contratado a la compañía. Desde sus primeras misiones los operativos de Blackfire han estado envueltos en la polémica y controversia por su brutalidad, falta de escrúpulos y decenas, sino cientos, de incidentes no aclarados en los que ha habido bajas civiles.

Varios han sido los periodistas que han encabezado auténticas cruzadas contra Blackfire, pero nunca han logrado llevar a cabo acciones judiciales contra la compañía. Bien por la desestimación de los jueces, bien por la desaparición de las pruebas o accidentes fortuitos de los principales testigos.

Lo que sí circula por Internet es una marea cada vez más creciente de periodistas y blogueros que lanzan todo tipo de acusaciones hacia la impunidad de Blackfire y su lado más oscuro. Así argumentan que están tras la muerte de cientos de civiles en Irak y Afganistán o que tienen un papel muy importante en varios conflictos centroafricanos donde sirven a señores de la guerra para controlar numerosas minas de diamantes y oro. Hay quien dice que ha llegado a ver a operativos de Blackfire al mando de pelotones de niños soldados en la República Democrática del Congo.

Por el momento, todas estas denuncias no han servido de nada, tanto Blackfire como su fundador Emeret King, gozan del respaldo de muchas naciones que han visto en ellos su forma de salvar la cara ante la opinión pública en la participación de conflictos armados. Un claro ejemplo de ello ha sido que mientras los gobiernos anunciaban la retirada de tropas de Irak y Afganistán, a la vez contrataban miles de efectivos de Blackfire y otros contratistas privados para reemplazar sus ejércitos. Por un lado, las naciones contentaban a sus ciudadanos haciéndoles creer que dejaban de estar involucrados, mientras que por el otro seguían con creces haciendo valer su presencia en dichos países invadidos.

Los más críticos contra Blackfire alertan del peligro que supone dar tanto poder y libertad a una organización de este tipo, pues nadie garantiza cuál es la agenda real que sigue. Sea como sea, los gobiernos y multinacionales van a seguir usando sus servicios pues su eficiencia sigue compensando cualquier mala prensa que tengan.

Al fin y al cabo, el lema de Blackfire establecido por Emeret King de ‘Golpear Primero’, no deja lugar a dudas de la filosofía de esta compañía, dispuesta a todo por conseguir unos ingentes beneficios económicos, sin importar los medios para conseguirlos.